Sed. Mucha sed. El agua entra por mis poros, abrazándome.
El calor es intenso, interno. Cierro los ojos y poco a poco el agua va cubriéndome, podría quedarme así hasta morir.
La suavidad da el paso, dejo que avance. Poco a poco el agua se agita, puedo verla acercarse al limite, la loza blanca brilla, el agua sigue su curva y cae, ruido y suavidad, hasta el piso. Como un pequeño mar, como sus olas, rebalsando la bañera, inundando el mosaico negro gris del suelo.
No es que le preste demasiada atención, pero las gotas al caer hacen un ruido maravilloso.
El mar se aquieta y la calma late. Unísono.
No se hace cuanto que estamos acá, pero se que podría amanecer mañana, rodeada de tu agua, helada, y no me importaría.
Mi piel se eriza y puedo ver el mar acercarse nuevamente.
Con la punta de los dedos, con la necesidad en la piel.
Se que la sed no va a dejarme. Necesito agua.
3 comentarios:
las lenguas se elevarian como flores rosadas
esperando gotas en abundancia
cae arena de soledad a sus gargantas
y se petrifican los humanos
en estatuas de dolor
Rara vez tus relatos incluyen un pronombre personal, pero las metáforas son tan exactas q hace inevitable imaginarlo(s)..
Te felicito
Besote
Agua, lluvia todo el tiempoo serena, aguas dansantes sobre la ciudad... lindoo muy bello nos leemos!
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